Historia

El edificio conserva en su interior testimonio de hitos históricos que han presidido la Historia de Cuenca desde sus inicios. Las viviendas de la parte alta de las calles Alfonso VIII y la calle Zapaterías apoyan en su parte interior en restos de murallas de varias épocas.

De hecho, se descubrió durante la rehabilitación una fábrica de sillería califal en sogas y tizones muy fina. Data de la IIª mitad del S. X, cuando se funda la medina de Madinat Kunka, que en esta parte de la ciudad protege el Alcázar o residencia del gobernador (cadí) – la alcazaba estaba en el actual castillo -.

Tras la conquista cristiana de 1177, en torno al “Palatiúm” se levanta la judería, que reforma la muralla árabe de esta parte de la ciudad. Sobre la sillería califal se levanta una mampostería concertada con piezas de tamaño medio y ripias.

La muralla de la judería iría por la parte alta de la calle Alfonso VIII, la calle Zapaterías, la plaza y la subida del Carmen – donde se ven los únicos restos conservados al exterior que incluyen cubos defensivos de planta rectangular – para doblar hacia el Seminario de San Julián y el Convento de la Merced y cerrar en la Anteplaza. Esta cerca defensiva tenía como misión proteger de la animadversión antisemita a la comunidad judía, pues eran un “tesoro real”.

Proporcionaba no sólo oficios que los cristianos no ejercían normalmente, sino además financiación al propio rey y a la ciudad mediante la actividad prestamista. Estos lienzos se construirían quizá durante el reinado de Alfonso VIII o durante el de su nieto Fernando III.

En las habitaciones superiores de este inmueble se ha descubierto además una tercera fase que podría ser tanto fruto de la época de Alfonso X como ser un recrecido ejecutado en el S. XVI, dentro de las Casas Principales de los Hurtado de Mendoza, que se situaban sobre el actual Museo de las Ciencias.

El edificio en la actualidad

La vivienda actual es la típica vivienda obrera del S. XIX, solo que desarrollada en altura debido a las posibilidades que ofrece Cuenca con sus casas colgadas. Estas apoyan en la roca natural a la vez que la socaban.

De este modo, presenta seis plantas y un sobrado, reservando la baja para un taller artesano o un comercio. Los recercados blancos en vanos y puertas responden a la ordenanza de la policía urbana de 1857. Constituía una medida de seguridad que facilitaría la identificación de un intruso durante la noche.